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Desde 1964 faltaba una pieza en el puzle de la física de partículas. Y era una pieza clave para entender el funcionamiento del universo. En ese año, Peter Higss postuló la existencia de una partícula, el bosón que lleva su nombre, cuya existencia debió esperar casi medio siglo a ser comprobada. El bosón de Higss es esencial para comprender como interactúan las partículas elementales, pero también simboliza el modo en que pueden ser fértiles los esfuerzos compartidos por diversos países cuando se pretende hacer progresar la investigación científica. |
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