|
La frontera entre la salud y la enfermedad no es fácil de establecer. Sobre todo cuando en ese lugar se dirime la oportunidad de las medidas preventivas. Con ellas han nacido los preenfermos, destinatarios de tratamientos farmacológicos no siempre bien justificados médicamente, pero muy rentables para la industria farmacéutica. La mercantilización de la enfermedad es así uno de los rasgos característicos de un fenómeno social más complejo: la medicalización de la vida. |
|