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El arquitecto Jan Gehl se opone a muchos de sus colegas que, según él, se preocupan más por la forma de sus edificios que por ayudar a crear entornos más habitables. El bienestar de los ciudadanos y su salud no dependen solo de sus hábitos, sino también de la manera en que el diseño urbano puede favorecerlos. El gran enemigo para Jan Gehl es el automóvil. De hecho, muchas ciudades se han diseñado según las exigencias del tráfico y no de las de los peatones. Un error que, según él, habría que corregir cuanto antes. |
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